jueves, 26 de noviembre de 2015

Si tuviera un millon de dólares...

Por lo que todos andamos
Lo primero que me preguntaría es si sabría lo que debo hacer. Más, me preguntaria: ¿estoy seguro de saber vivir con un millón de dólares?, la pregunta no es tan sencilla, hacer cosas con esa cantidad de dinero es muy fácil: viajes, amigos, ropa, amigas, casas, amigos, fiestas, amigas, y por si no lo escribí, amigos y amigas dispuestos a llegar al límite para acompañarme en todo momento. El dinero te hace muy apreciado y querido de manera $incera.

Mi pregunta va hacia el cómo vivir y no en qué gastar. Esta reflexión me vino a la mente por la siguiente escena que atestigüe: Sube una mujer joven, entre 23 y 27 años con un bebé en brazos, no hay asientos disponibles, y el pasillo está considerablemente ocupado. Frente a ella un hombre le pide que tome asiento, se lo va a ceder, y da la genérica respuesta: "gracias, ya voy a bajar".

Pasan dos estaciones y el compañero del hombre de la escena va a bajar, deja un asinto libre y entonces  la mujer que "ya iba a bajar" se sienta, digamos que ya no le quedó de otra. A su lado va el sujeto a quien primero le rechazó al asiento. Esta mujer, con el bebé en los brazos va sentada, pero no se recarga en el respaldo del asiento, en resumen, va tensa y su espalda lo reciente.

Así pasan otras cinco estaciones, algunos semáforos, en fin, trayecto común de transporte público, hasta que baja en la estación Montevideo (ella subió en La Raza) y continuó su vida. Sin embargo me dejó varios detalles que te quiero compartir:

1. Recibió una atención de un pasajero y la rechazó
2. Habiendo una sección especial para mujeres, ella estaba en la sección mixta
3. Estar sentada no significó descanso, siguió tensa de su espalda
4. Rechazó de primera instancia un lugar y terminó sentada al lado del mismo sujeto

Esta mujer recibió una serie de atenciones que pudo apreciar, valorar, y sobre todo, disfrutar, pudo, y lo lo hizo, sus ideas, creencias, emociones, actitudes, etc., no le permitieron relajarse y aceptar lo que la vida le estaba dando algo para hacer su viaje un poco más agradable.

Es bien posible que haya tenido motivos de sobra para estar tensa, una preocupación, una angustia, prisas, una decepción, cualquier cosas, lo que sea, lo inmediato es que por este estado mental no aceptó un regalo de la vida. ¿cuántos regalos podemos estar ignorando día a día?, ¿cuántas veces podremos estar quejándonos de nuestra miseria sin apreciar lo que está a nuestro alrededor?

Con lo visto en esta escena pregunto, ¿si recibiéramos un millón de dólares sabríamos vivir de manera feliz?, como hipótesis me divierte, porque si no es el dinero el que nos ayuda a ser felices, ¿entonces por qué lo buscamos con tanta ansiedad?


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