"Y además dar clase" |
El líder educativo debe ser
un maestro que no se conforme con dar clase, eso no sorprende ni causa
admiración en el estudiante, en todo caso es lo que está esperando. Cuando un
estudiante cambia sus enfoques de vida es cuando encuentra a un maestro que ve
la vida (y los contenidos) diferentes, cuando se da cuenta que su maestro es
capaz de pedir ayuda, cuando ve que su maestro es creativo y toma caminos no ortodoxos,
no por simple locuacidad, sino como estilo de vida para experimentar
situaciones y resultados y a partir de ello ser otro.
Tablada (2008), en un comentario en su blog da mayor luz
sobre lo que este concepto, tan paralelo al coach educativo, requiere: “Un
verdadero líder educativo es el que perturba nuestra seguridad, nos desafía,
incitándonos a la exploración y animando el esfuerzo. El maestro transformante
percibe cuándo el aprendiz está dispuesto a cambiar y ayuda a su discípulo a
responder a necesidades más complejas, trascendiendo los antiguos moldes una y
otra vez. El auténtico maestro es también un aprendiz, y es transformado por la
relación de liderazgo que ejerce”.
Como se puede apreciar, este enfoque de docencia comulga
plenamente con lo que es un coach, pues el coach, aun sin la especialidad
educativa, es quien ayuda al cambio, ayuda al coache a que trace su camino de
mejora, de manera que la asertividad en la acciones de él y de su coache sea el
sello de sus acciones, pues sabemos que la técnica del coach permite el conocer
e interiorizar procesos de reflexión personales, descubrir y actualizar
enfoques de vida y métodos de trabajo. El coach sabe que puede ayudar a los
demás porque él mismo se ha ayudado, porque tiene un compromiso superior con la
formación y la libertad.
¿Cuáles son los pasos que el coach educativo puede
implementar?, como inicio metodológico se pueden marcar los puntos descritos
por Carril, (citado por Sánchez y Boronat, 2014):
a) tomar conciencia de
nosotros y aceptar lo que somos;
b) salir de la zona de
confort y marcarse metas motivadoras;
c) dar pasos pequeños y
constantes, seguir la intuición y ser dueños de nuestro tiempo;
d) reflexionar para
reconducirnos y avanzar
Estas son fases que se pueden aplicar para el trabajo de
coach, partiendo del hecho de cada especialista va formando su propio camino y
estilo, pero como metodología se puede ver la relación que se existe entre el
líder educativo que busca nuevas rutas y el coach que siente la necesidad de tomar
consciencia de su instante de vida y la experiencia de cambios constantes.
Ahora bien, es necesario profundizar, pues lo que trabaja
el docente a nivel personal lo debe buscar transmitir e inspirar en sus
educandos, es el académico como líder y como coach quien debe hacer consciente
al estudiante de su momento, de su realidad y sobre ello encontrar las formas
para que el joven no se sienta satisfecho y quiera vivir de otra manera la
experiencia de conocer y crecer en sí mismo.
Con base en este proceso Sánchez y Boronat (2014) ya
definen de manera más específica lo que es la coach educativo: “Con base en
estos principios, nuestro modelo se basa en la creación del conocimiento por
parte del alumno (autoaprendizaje), y en la consideración de la figura del
profesor como guía del proceso de aprendizaje y facilitador del descubrimiento
(orientador). Todo ello, en línea con la filosofía que subyace en el proceso de
Bolonia, de corte constructivista. Estimamos que con su puesta en práctica, no
sólo los estudiantes pueden lograr mayor éxito en la adquisición de
conocimientos, sino que puede acrecentarse su motivación, que afecta
positivamente a su actitud ante el estudio”.
El coach promueve la construcción porque él se está
construyendo, evita fórmulas permanentes, aplica mejoras, abre canales de
comunicación, trasciende el plano de la clase gracias a su interacción persona
y con ayuda de plataformas sociales, sabe que no comunica conocimientos logrados
pues mucho depende de los significados que cada alumno aporta.
El coach educativo vive pleno es el desarrollo de
proyectos, en el diseño de propuestas, en asignar de investigaciones, claro en
todas ellas se aborda el contenido de la materia, pero no como clase, sino como
material de trabajo.
El
coach educativo, como líder académico, hace suyas expresiones como “decide”,
“¿cómo lo resolverías?”, ¿ya agotaste las fuentes de investigación?”, “ten
confianza en tu trabajo”, “seguro que lo vas a hacer bien”, entre otras que
puede concebir, pues sabe que el lenguaje es el vehículo en que puede confiar
para infundir seguridad y capacidad para potenciar las habilidades de su
estudiante.
Las
oportunidad es latente, y me atrevo a manejarlo como sugerencia, reflexión y
metáfora: "el líder académico, con las habilidades del coach, hace y logra
mucho, y además, da clase".
BIBLIOGRAFÍA
Grinberg, J (1999) Desafío y posibilidades para el futuro
de la educación, el papel del docente del futuro, en http://www.oocities.org/es/oricelaod/SAPGE/fase1/T1/antecedente01.html,
consultado el 17 de junio de 2014
Sánchez Mirón, B. y Boronat Mundina, J. (2014). Coaching
Educativo: Modelo para el desarrollo de competencias intra e interpersonales.
Educación XX en http://e-spacio.uned.es/revistasuned/index.php/educacionXX1/article/view/10712/11306,
consultado el 17 de junio de2014.
Tablada, J (2008) El Liderazgo Educativo, debe de ser un
Liderazgo Transformador, en http://www.elnuevodiario.com.ni/blogs/articulo/165-liderazgo-educativo-debe-de-liderazgo-transformador,
consultado el 17 de junio de 2014
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