miércoles, 22 de octubre de 2014

Mi libro de autoayuda

"Hoy voy a compartirte una experiencia que marcó mi vida. Era 2006 y aun no tenía claro el tema de mi tesis de maestría, ya tenía un trabajo casi armado, al menos eso creía, y desde lo que tenía ya estructurado iba a defender la organización de una feria de promoción para un departamento de maestría. 

"En apariencia tenía el marco teórico, los objetivos, la justificación, vamos, hasta las acciones de solución, sin embargo había algo que no me tenía del todo confiado, no estaba seguro, pero no sabía qué era exactamente. Fue en un momento preciso, lo recuerdo, cuando al bañarme estaba en el shampoo en que de pronto lo vi con claridad, ¿por qué hacer una tesis pensada en negocios cuando yo tenía algo así como 10 años como docente?

"Si voy a hacer un trabajo debe ser en un campo en que tengo experiencia, interés y sé que puedo responder a preguntas, a partir de ese momento me olvidé de todo lo que era el trabajo ya aterrizado y empecé de cero en el nuevo proyecto, labor que en realidad me llevó tan solo un año de trabajo.

"Gracias a esa experiencia tuve un reinicio en mi vida, gracias a ese momento en que vi todo con claridad es que empezaron a cambiar mis enfoques de vida y ahora soy lo que conoces de mí, y es por eso que en este texto te comparto lo que viví para que tú inicies tu propio camino de..."

Esto que acabas de leer es el inicio de mi libro de autoayuda, por fortuna no he pasado de ahí, y espero, confío, que no siga avanzando, y no es por falta de creatividad, o falta de ideas, es más posible que sea por falta de tiempo; sin embargo, si de verdad lo deseara lo haría, ¿entonces por qué no lo completo?

Es simple, la narración que te he compartido es cierta, así me pasó, responde a una serie de condiciones que me estaban pasando a , sobre una problemática que solo a me afectaba y que la solución es algo que solo me llegó a . De ninguna manera sería serio y responsable pensar que a partir de mi experiencia puedo ayudar a los demás, no deja de ser solo una anécdota que encuadró mi vida, y no hay garantía de que encuadre la vida de los demás.

Este es el punto en que fundamentalmente critico y no creo en los libros de autoayuda, que no es cuestionar a quien sí confía en ellos, solo explico que la tónica de "sé que mi experiencia puede ayudar a los demás a que también solucionen sus problemas" no me parece seria ni posible.

La labor que tengo como coach es ayudar a que la persona a partir de su entorno, sus experiencias, sus fenómenos, su todo cósmico, encuentre no el camino, su camino, el que solo el es capaz de entender, manejar y hacer properar.

Compartir mis experiencias y convencer a los demás de que mi experiencia iniciática le cambiará la vida y encontrará la felicidad, visto con seriedad, objetividad y asertividad, es necio y arrogante.

El coach no traza ni descifra el laberinto de las personas, le enseña a conocer mejor su laberinto y poder vivir mejor con él, dejarlo si lo desea, sacarle provecho si lo desea, ser feliz adento o afuera de su laberinto.




martes, 21 de octubre de 2014

El valor las palabras y nuestros hábitos



Desde que tengo memoria he sido testigo de un sinfín de campañas gubernamentales que nos invitan a ahorrar, que nos incitan a tener hábitos sanos, a cuidarnos de fenómenos ambientales, a buscar ser buenos ciudadanos, etc., campañas que desde un enfoque simplista, incluso optimista, tratan de generar condiciones de vida más armónicas y adecuadas entre la sociedad. La realidad marca que poco o nada se gana. Son campañas que si bien les va causan algo de atención, algo de ruido, y de ahí no hay cambios concretos. La razón, como ejercicio de reflexión, porque mandar un mensaje genérico a la población.


Respeto y entiendo la manera de trabajar de quien genera estos contenidos, es obligación de la autoridad promover situaciones de crecimiento y sana convivencia, pero a final de cuentas no dejan de ser anuncios que como tantos otros, lo mejor que puede pasar es que llama la atención por una gracejada, no más.


Por eso los cambios deben venir desde la concientización de las cosas, es decir, empezar desde la manera en que hablamos. Este principio elemental de programación neurolingüística es más urgente que nunca. Ya son muchos años, más de 10, en que poco a poco vamos perdiendo más la tranquilidad, la confianza y seguridad de los que somos, es decir, nuestro enfoque es cada vez más pesimista y asombrosamente parece que lejos de angustiarnos nos mueve a la risa.


¿Por dónde empezar?, por lo más simple. Situación sencilla, tenemos treinta días para realizar un trámite, el que se quiera, sin importar lo complejo, simple, novedoso o rutinario, la experiencia marca que solo una minoría cumple con la indicación a tiempo. Los últimos dos o tres días se vuelve una histeria pues se han acortado los tiempos y la urgencia es evidente. Cuando viene la explicación de por qué se llegó a eso no falta la respuesta: “es que como buen mexicano dejé todo al último”.


Bueno, me parece ese es el punto de inflexión, si queremos ser diferentes es definir: ¿dejar las cosas al último nos hace ser buen mexicano?, a final de cuentas estamos asociando una virtud (lo bueno) a que no somos cumplidos. Lo que parece una notable ironía termina siendo una relación directa: ser impuntual es bueno.


Cuando seamos lo suficientemente audaces para cambiar el enfoque de nuestras palabras, y decir, por ejemplo, “como mal mexicano he dejado todo al último”, estaremos marcando la falla y la culpa, valores que, al menos yo, no deseo que sean parte de mí. Nos acercaremos, en este mismo ejemplo, al “como buen mexicano, soy cumplido”.


¿Cómo confirmo esto?, por situaciones de clase he preguntado cómo es el mexicano, y las respuestas que he recibido en grupos de bachillerato, facultad, maestría, incluso capacitación es constante: flojo, mañoso, incumplido…, ya como por el cuarto, quinto nivel aparecen palabras como creativo, alegre. ¿Por qué salen los buenos conceptos después de tantos vicios?, porque estamos acostumbrados a que definirnos con el vicio, a saber que “como buenos mexicanos, somos incumplidos”.


Muchas veces somos víctimas de las acciones que cometemos, o que omitimos, pero la génesis está en las palabras con las que nos asociamos, un coach ayuda a que la persona sea consciente de las palabras que usa, si son las expresiones que le ayudan o le obstaculizan para alcanzar sus logros. El coach no señala, solo guía la reflexión para que el cliente descubra la dimensión, por ejemplo, de sus palabras con respecto a sus hechos.

El coach puede ayudar a que la persona se enfoque en las palabras virtuosas que nos llevan a acciones sociales de beneficio. Si esto pasa en algún lugar del planeta, ¿qué podemos hacer?

lunes, 13 de octubre de 2014

El coach como líder educativo (parte II)



"Y además dar clase"
Ya la semana pasada bosquejamos la manera en que el coch parte de una resistencia generada por falta de información, o bien, por falta de flexibilidad con que vemos el entorno educativo, con todo y que hemos cambiado nortablemente nuestro estilo productivo, y de aprendizaje, sobre todo entre los más jóvenes, sin embargo, no hemos resuelto el dilema, ¿qué es un líder educativo y cómo se relaciona con el trabajo de un coach?
El líder educativo debe ser un maestro que no se conforme con dar clase, eso no sorprende ni causa admiración en el estudiante, en todo caso es lo que está esperando. Cuando un estudiante cambia sus enfoques de vida es cuando encuentra a un maestro que ve la vida (y los contenidos) diferentes, cuando se da cuenta que su maestro es capaz de pedir ayuda, cuando ve que su maestro es creativo y toma caminos no ortodoxos, no por simple locuacidad, sino como estilo de vida para experimentar situaciones y resultados y a partir de ello ser otro.

Tablada (2008), en un comentario en su blog da mayor luz sobre lo que este concepto, tan paralelo al coach educativo, requiere: “Un verdadero líder educativo es el que perturba nuestra seguridad, nos desafía, incitándonos a la exploración y animando el esfuerzo. El maestro transformante percibe cuándo el aprendiz está dispuesto a cambiar y ayuda a su discípulo a responder a necesidades más complejas, trascendiendo los antiguos moldes una y otra vez. El auténtico maestro es también un aprendiz, y es transformado por la relación de liderazgo que ejerce”.

Como se puede apreciar, este enfoque de docencia comulga plenamente con lo que es un coach, pues el coach, aun sin la especialidad educativa, es quien ayuda al cambio, ayuda al coache a que trace su camino de mejora, de manera que la asertividad en la acciones de él y de su coache sea el sello de sus acciones, pues sabemos que la técnica del coach permite el conocer e interiorizar procesos de reflexión personales, descubrir y actualizar enfoques de vida y métodos de trabajo. El coach sabe que puede ayudar a los demás porque él mismo se ha ayudado, porque tiene un compromiso superior con la formación y la libertad.

¿Cuáles son los pasos que el coach educativo puede implementar?, como inicio metodológico se pueden marcar los puntos descritos por Carril, (citado por Sánchez y Boronat, 2014):

a) tomar conciencia de nosotros y aceptar lo que somos;

b) salir de la zona de confort y marcarse metas motivadoras;

c) dar pasos pequeños y constantes, seguir la intuición y ser dueños de nuestro tiempo; 

d) reflexionar para reconducirnos y avanzar
Estas son fases que se pueden aplicar para el trabajo de coach, partiendo del hecho de cada especialista va formando su propio camino y estilo, pero como metodología se puede ver la relación que se existe entre el líder educativo que busca nuevas rutas y el coach que siente la necesidad de tomar consciencia de su instante de vida y la experiencia de cambios constantes.
 
Ahora bien, es necesario profundizar, pues lo que trabaja el docente a nivel personal lo debe buscar transmitir e inspirar en sus educandos, es el académico como líder y como coach quien debe hacer consciente al estudiante de su momento, de su realidad y sobre ello encontrar las formas para que el joven no se sienta satisfecho y quiera vivir de otra manera la experiencia de conocer y crecer en sí mismo.
Con base en este proceso Sánchez y Boronat (2014) ya definen de manera más específica lo que es la coach educativo: “Con base en estos principios, nuestro modelo se basa en la creación del conocimiento por parte del alumno (autoaprendizaje), y en la consideración de la figura del profesor como guía del proceso de aprendizaje y facilitador del descubrimiento (orientador). Todo ello, en línea con la filosofía que subyace en el proceso de Bolonia, de corte constructivista. Estimamos que con su puesta en práctica, no sólo los estudiantes pueden lograr mayor éxito en la adquisición de conocimientos, sino que puede acrecentarse su motivación, que afecta positivamente a su actitud ante el estudio”.
El coach promueve la construcción porque él se está construyendo, evita fórmulas permanentes, aplica mejoras, abre canales de comunicación, trasciende el plano de la clase gracias a su interacción persona y con ayuda de plataformas sociales, sabe que no comunica conocimientos logrados pues mucho depende de los significados que cada alumno aporta.
 
El coach educativo vive pleno es el desarrollo de proyectos, en el diseño de propuestas, en asignar de investigaciones, claro en todas ellas se aborda el contenido de la materia, pero no como clase, sino como material de trabajo.
El coach educativo, como líder académico, hace suyas expresiones como “decide”, “¿cómo lo resolverías?”, ¿ya agotaste las fuentes de investigación?”, “ten confianza en tu trabajo”, “seguro que lo vas a hacer bien”, entre otras que puede concebir, pues sabe que el lenguaje es el vehículo en que puede confiar para infundir seguridad y capacidad para potenciar las habilidades de su estudiante.

Las oportunidad es latente, y me atrevo a manejarlo como sugerencia, reflexión y metáfora: "el líder académico, con las habilidades del coach, hace y logra mucho, y además, da clase".





BIBLIOGRAFÍA

Grinberg, J (1999) Desafío y posibilidades para el futuro de la educación, el papel del docente del futuro, en http://www.oocities.org/es/oricelaod/SAPGE/fase1/T1/antecedente01.html, consultado el 17 de junio de 2014

Sánchez Mirón, B. y Boronat Mundina, J. (2014). Coaching Educativo: Modelo para el desarrollo de competencias intra e interpersonales. Educación XX en http://e-spacio.uned.es/revistasuned/index.php/educacionXX1/article/view/10712/11306, consultado el 17 de junio de2014.

Tablada, J (2008) El Liderazgo Educativo, debe de ser un Liderazgo Transformador, en http://www.elnuevodiario.com.ni/blogs/articulo/165-liderazgo-educativo-debe-de-liderazgo-transformador, consultado el 17 de junio de 2014

viernes, 10 de octubre de 2014

El coach como líder educativo (parte I)



Hace pocos días tuve la oportunidad de platicar con un coordinador académico, de una maestría en educación, y en la charla le explicaba la importancia de impulsar la figura del coach educativo para robustecer los liderazgos que pueden emerger de manera ya dirigida. De inicio me vio con cara de extrañeza y luego de un momento me dijo que no le parecía muy adecuado, con una expresión como si estuviera tratando de entender un concepto de física cuántica.

Desde luego que le expliqué el beneficio que esta habilidad puede tener para que el maestro, junto con el alumno, logre una mayor sinergia, exploren nuevas formas de aprender y obtengan resultados más efectivos y gratificantes. Su expresión no cambió, y lo que sí me pudo decir fue: “pues no le veo mucha relación con los objetivos de aprendizaje, para eso ya hay teorías, si acaso relacionarlo con orientación vocacional o asistencia a alumnos con mayores problemas de rendimiento”.

Entiendo que no hay obligación de saber de todos los temas, por supuesto que acepto que exista poca precisión sobre las nuevas técnicas de trabajo que no por fuerza significan teorías, pero sí métodos de trabajo muy ágiles. Por eso es que esta anécdota la tomo como una oportunidad de generar información que eventualmente pueda ayudar y no como una afrenta a los conocimientos que cada día buscamos actualizar.

¿Por qué se necesita un coach con enfoque académico? Por la gran carencia de recursos comunicativos y motivacionales que existe en la docencia, el menos en el caso de México. Es decir, el trabajo del maestro se encuentra en lo cotidiano en una línea de confort, pues los alumnos saben que van a tomar clase y el maestro efectivo sabe que tiene que dar clase, por lo tanto todo gira en torno al contenido de la materia, mismo que puede estar, normalmente, poco actualizado. Por lo tanto el maestro que dé el contenido es considerado como bueno.

Ahora, si hablamos de competencias se profundizan los problemas. En talleres que he podido impartir a pregunta expresa de ¿cuánto tiempo planea la clase, maestro?, escucho respuestas de media hora, una hora, dos horas. Bien. Posteriormente cuestiono ¿y cuánto tarda en preparar el material que utiliza?, y me responden una hora, hora y media, hasta tres horas de labor (muy creíbles en maestras de preescolar).

Lo que resulta revelador es que al indagar ¿cuánto tiempo se toma en pensar lo que va a decir a sus alumnos?, nadie ha sido capaz, hasta ahora, de darme una respuesta concreta, lo normal es silencio o una sonrisa nerviosa. Al margen de profundizar, me inclino a pensar que no se destina tiempo a planear lo que se expresará porque se piensa que comunicar es un asunto inmediato, automático, y en el mejor de los casos el problema está resuelto pues por ello existe el contenido de la materia.

En este tema me parece que los docentes no hemos hecho, en lo general una lectura del nuevo público (alumno) que enfrentamos. No hemos actualizado o incorporado novedosas competencias. La realidad nos marca que el alumno tiene acceso a mucha información, que está interrelacionado todo el tiempo, que saben que pueden opinar y disentir (y lo hacen evidente), donde sobran estímulos que pueden distraer la atención, y en general jóvenes que valoran el competir en un mundo de igualdad y respeto. Así es la generación Milenium. En tanto muchos maestros seguimos con el mismo estándar de competencias de los Baby boomer. Para comprender con mayor detalle pueden ver el siguiente vínculo que lo ilustra todo con claridad: https://www.youtube.com/watch?v=PmKy7U9sgtw



 
Uno supondría que ante un mundo cambiante y poco estable se requiere de nuevas habilidades, de ello estoy convencido, y por eso es que se está desarrollando este tema. Lejos han quedo los tiempos en que el alumno admiraba a su maestro por saber muchas cosas. El conocimiento es algo más dinámico, por ello el maestro debe enfocar sus competencias hacia el liderazgo educativo, siendo la técnica del coach el vehículo para lograrlo.
De inicio, ¿qué es un líder educativo? Grinberg (1999) señala: “Es imprescindible que el líder educativo posea el entendimiento, el conocimiento, la visión, los hábitos de pensamiento y acción, la disposición de indagar, cuestionar y problematizar, la inclinación a tomar riesgos y a experimentar y evaluar consecuencias, las habilidades para crear espacios y prácticas que sean cuidadosas, dedicadas, respetables y respetuosas, confiables, estimulantes, preocupadas, y que contribuyan a desarrollar comunidades de aprendizaje donde se avancen la democracia, la equidad, la diversidad y la justicia social”.

Sobre este comentario se pueden agregar algunas ideas. Antes que anda, en ninguna parte se hace mención al temario, el maestro no es visto o valorado a partir del desarrollo de un programa de estudio. Esto no quiere decir que no interese, es natural que debe dominar su área de conocimiento, para eso está. El líder educativo, como se pudo apreciar, debe ampliar sus competencias sobre la visión, sobre el cuestionamiento, sobre la toma de riesgos, sobre experimentar, sobre el crear espacios, solo por destacar algunos.

viernes, 3 de octubre de 2014

Estrategias para el éxito, no por la costumbre

Hace unos días, caminando por la calle, pasé frente a una comercializadora autos que estaba de promoción, para esto contaban con todo un equipo especializado que lo pude identificar en apenas 20 segundos. Dos edecanes estaban vestidos de arlequines y montados en un par de zancos cada uno. Desde luego, una dama y un caballero que se alternaban la palabra para "promocionar" los autos, desde luego ayudados una bocina y una consola con música de moda.
              
Los promotores, como es de imaginar, usaban frases muy "creativas", algo así como: "pase a nuestra concesionaria, conozca los precios rebajados que tenemos, oportunidades que nunca más los va a poder disfrutar, no desaproveche..." Los siguientes 80 segundos que permanecí sirvieron para presenciar como se entregaron unos tres o cuatro flyers, y claro, las dos fotos que los peatones se tomaran con la edecán. 

La anterior escena es una de tantas que se ven los fines de semana, al menos en la ciudad de México, cuando las empresa quieren impulsar sus ventas por medio de acciones "concretas" de promoción. Lo que he descrito me sirve para plantear varias preguntas, por favor, reflexiónelas:


  • ¿Se puede asociar la imagen de seriedad y confianza en edecanes vestidos como arlequines?
  • ¿Cuál era la idea de poner a los promotores en zancos, por encima del cliente?
  • ¿La compra de un auto se decidió por el mandato de una edecán que ofrece grandes promociones?
  • ¿La música empleada es para solo hacer ruido o tiene un sentido estratégico?
  • ¿Cuándo fue la última vez que un flyer fue decisivo para una compra importante?
  • Los edecanes habrán cobrado entre 1500 y 2000 pesos, ¿cuánto se habrá visto reflejado en ventas?
  • ¿La empresa habrá comunicado de la mejor manera sus valores agregados a sus clientes reales o públicos más directos?  


Veamos la situación: tenemos a un inversionista, un dueño de negocio que genuinamente desea incrementar sus ventas, quiere generar el ruido efectivo para que sus autos tengan una mejor colocación en el mercado, y sabe que las mejores acciones son de promoción por tener un trato directo con el cliente, porque hay espacio para charla, para que el vendedor resuelva dudas, y en general para hacer más efectivos los procesos de comunicación de la empresa, la pregunta meta es la siguiente: ¿está tomando, la empresa que vimos, la decisión más efectiva?

El dueño de la concesionaria vende autos, y los promociona, por los valores de marca que tiene; en el caso de las personas, también tenemos valores de marca, principios que le hacen distinto ante los demás, valores agregados que lo hacen potencialmente valioso para quien lo desee contratar, lo que tiene que hacer la persona es elegir la estrategia correcta de promocionar esos valores que tiene, suena sencillo, ¿lo será en la realidad?

En este paralelismo, vemos que la empresa distribuidora eligió una estrategia que difícilmente le dará dividendos, su mensaje es vago, disperso, no ataca a su público meta, no expresa con claridad valores agregados, y en suma, solo hace ruido, pero no se ve reflejado en ganancias. ¿hasta que punto las personas podemos estar empleando estrategias equivocadas, superficiales y de poca rentabilidad?

Ahora, lo dramático de esto: estas acciones no dan resultados, y sin embargo se repiten cada fin de semana, ¿por qué?, ¿es que no ven los magros resultados?, y en lo que nos interesa, ¿hasta dónde las personas, de la misma manera, empleamos estrategias que no dan resultados, que no nos posicionan, que nos llevan a la frustración y aun así las seguimos repitiendo?

Es por eso que un coach es tan valioso para la obtención de mejores resulatados, porque desde el papel de observador puede ayudar a la persona a que trace, desde su experiencia y capacidades, estrategias más efectivas que le lleven a mejores resultados y a un estado de satisfacción. El coach ayuda a que, en esta metáfora, la persona primero identifique la situación de sus estrategias, que deje de promocionarse con arlequines y mensajes genéricos para que él mismo replantee acciones claras y concretas que le generen 
beneficios concretos.