viernes, 19 de mayo de 2017

Planificar aprendizaje en experienicias personales



Aplicar, no solo explicar

El desarrollo profesional me ha llevado por muchas opciones, a veces he tenido la oportunidad de trabajar con estudiantes de secundaria (que es agotador),  en ocasiones me ha tocado encabezar grupo de maestría (donde he visto los comportamientos más infantiles), y bueno, en lo que es capacitación alguna vez tuve un auditorio de 500 personas entre maestras, directoras, intendentes y cocinas (pensar en  contenidos para todos fue bien interesante). A final de cuentas es ajustarse a las variantes y sobre ello aprender a mejorar.


En la actualidad el terreno de las ventas ha aparecido en mi horizonte, y los retos han sido diversos, primero enfrenar un tema como agenda comercial, que nunca antes había dado, y que desde luego tenía la obligación de verlo como algo más que el librito en que se anotan citas y reuniones.


El primer taller tuvo una duración de 3 horas, y por necesidades lo tuve que ampliar a 5 horas. Fue muy divertido cumplir la meta y darme cuenta que podía ampliar los contenidos con base en más actividades. Lo posterior fue extender lo a 8 horas. El haber leído textos de ventas me ayudó bastante para tener los referentes ajustados y poder brindar el servicio que me pedían.


De nueva cuenta el listón se puso más alto, pues el público siempre habían sido aspirantes a vendedor, es decir, personas en fase de formación, ahora el taller de 8 horas se imparte a vendedores, algunos con más de 10 años en el negocio.


Desde una perspectiva, preocupante; pero desde otra, bueno, para algo me he formado y especializado en la docencia, para enfrentar públicos que no siempre son, digamos, los “ideales”, donde el reto es constante. Y bueno, a final de cuenta con oportunidades para ver hasta dónde puede llegar el techo de competencias.


Este proceso que te describo me ayuda a entender que los retos que tenemos a nivel profesional se resuelven con tres enfoques fundamentales, el primero es la preparación, a final de cuentas, ¿qué no se puede encontrar en los libros?, en segundo lugar traer la información obtenida a mi experiencia, es decir, interpretar la información con los recursos que tengo, pues de lo que se trata es de saber entender lo que transmitimos, que no es solo información, que es contenido que puede ser vivo y útil a los demás.


La tercera iniciativa que te comparto es, al revisar la información e interpretarla y responder a la pregunta: ¿cómo puedo hacer que la gente haga algo con ella y manifieste sus experiencias para que le resulta útil?, Esta pregunta es clave, pues quita presión al momento de trabajar. 
Todos tenemos algo que podemos aportar.



Imagina esto, ¿si te dijera que un tema que puede explicarse en 10 minutos puede activar una técnica ante grupo que puedas extenderse  de 70 a 80 minutos, te parece atractivo? Los diez minutos pueden ser claros, directos y muy específicos para objetivos de enseñanza, pero para  la enseñanza no alcanza, se necesita aprendizaje. Cambiando el orden, se trabajan los 80 minutos en la actividad de aprendizaje y las conclusiones pueden ser los 10 minutos de enseñanza, de una explicación para que el asistente sepa lo que hizo, lo que representa todo su trabajo, que lo dimensione.


Si te das cuenta este sencillo proceso de trabajo, inspirado en la técnica del coaching, empleando la experiencia y habilidades del sujeto, puede hacer mejores entornos de aprendizaje activo para los asistentes a tus cursos y sesiones de trabajo.


Certifícate como coach, y vas a conocer efectivas maneras de producir situaciones de crecimiento, de desarrollo y formación, sin importar el nivel de público que atiendas. Estoy a tus órdenes por si deseas información de cómo lograrlo.


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