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Sí maestro, no tengo que verlo para escucharlo”
(mientras escribía un texto en su teléfono).
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Dame chance de entregar mi trabajo, no quiero
perder mi beca…
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Maestro, ¿es importante lo que veremos en
clase?, es que me arde la garganta…
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Teach, del diccionario que me pides, ¿dónde lo
compro?
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Dame chance de entregar mi trabajo, no quiero
perder mi beca…
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Vamos a suponer que está mal que estemos
hablando cuando estás explicando la clase, vamos suponer que no es correcto…
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Eres buen maestro, pero no vengas con trajes
armados, cuida tu imagen, usa trajes completos.
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Es buen maestro, pero cámbiese el peinado y
opérese la nariz…
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Dame chance de entregar mi trabajo, no quiero
perder mi beca…
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Verás, un día tus hijos van a necesitar ayuda y
nadie los va a ayudar…
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Oiga prof., ¿y sí vamos a ver algo importante?
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¿Era para hoy?
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Dame chance de entregar mi trabajo, no quiero
perder mi beca, no sea así…
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Teach, ¿puedo salir más temprano?, es que va a
venir mi papá por mí…
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¿O sea que tengo que estudiar para el examen?
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Es que pareces microbusero vendiendo los boletos
que te da la escuela para el festival…
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Dame chance de entregar mi trabajo, no quiero
perder mi beca, plis…
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¿Por qué preguntó justo lo que no estudie?…
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Gracias porque tu materia nos ayudó a abrir los
“hojos” (comentario escrito de cierre de curso)
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Dame chance de entregar mi trabajo, me estás
arruinando la vida…
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Maestro, no puedo venir a todas las clases, tengo otras cosas que
hacer…
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Dame chance de entregar mi trabajo, yo soy muy
responsable…
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Ya prof., no es para tanto, no se ponga
dramático…
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Dame chance de entregar mi trabajo, no quiero
perder mi beca, ¿qué quiere?…
Y así se pueden
ir sumando más frases que se van colectando día tras día, la vida, en este
oficio, el docente, te va enseñando a capotear, reírte y enfrentar expresiones
como las que acabas de leer. La vida docente no es solo lo que acabas de
observar, hay muchas otras palabras y sentimientos que muestran respeto,
admiración y liderazgo que forma hombres y mujeres de bien, pero, esas, esas
expresiones viven en mi corazón, en mis emociones, y tú disculparás que por
sentimentalismo me reserve estas expresiones.
Mis respetos
para el maestro de vocación, para el maestro que piensa en renovarse, en el que
antes que otra cosa busca la formación de los alumnos, incluso de los que no
quieren. Mi reconocimiento para el que planea pensando en el futuro de las
personas y no solo en el cumplimiento del temario, para el que sabe que tiene
un ser humano en su clase y no un pago miserable hora clase. Felicidades por
todo lo que logras, pues sabes que en un salón de clase, maestro que no lo da
todo, no da nada.
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