miércoles, 29 de junio de 2016

Vivir, ¿para definirte?



Uno de los grandes problemas que enfrentamos en la vida es la capacidad de cambiar, de manera colectiva existe una gran presión y necesidad por definirnos, y ya sobre esa definición de saber quienes somos, o más bien para qué servimos, ser productivos.

Quizás ya no sea tan dominante como en otros tiempos, pero muchos sabíamos que el azul es el color de los hombres, y el rosa de la mujeres. La sociedad así lo confeccionó y de esa manera estableció que los hombres definidos se distanciaban de las mujeres definidas.

Cuando creces las presiones no podían ser menores, por ejemplo, en mi casa sabía que, por ejemplo, si salíamos el sábado ya no salíamos el domingo, porque simplemente ya habíamos salido un día, ¿por qué se tendría que disfrutar de dos días seguidos? Extrañas reglas paternas. En el tema educativo no es menor la situación, en edad de bachillerato se me preguntó muchas veces ¿qué iba a estudiar?, ¿cuál iba a ser mi carrera?, al margen de que no me arrepiento de lo que cursé, ¿no hubiera sido mejor iniciar preguntando primero si deseaba estudiar algo más además del bachillerato?

Y esto no deja de tener sus interpretaciones, por ejemplo, recuerdo que el año en que estuve en la escuela de administración (opción que yo elegí) mi papá me preguntaba ¿y para qué vas a estudiar eso si no tienes tu empresa?, al margen de la preocupación paterna y falta de referentes, ¿parcería que respetó mi decisión?, ¿me estaba definiendo como él lo deseaba? He de confesar que no fui bueno en ese tiempo en la escuela, y al cabo de un año me salí de la escuela, lo que en su momento fue mi peor fracaso. Tomé una decisión y entonces ahí sí que escuche a mi padre indignado. Nunca pudo entender que quedarme en la escuela, tan solo para regularizar mi situación, implicaría un año de exámenes extraordinarios (cargo extra al erario), ya dejemos de lado mis emociones al respecto.

Y así podemos ir sumando entornos laborales, sentimentales, de ocio, el punto es que parece que la pesión por tomar decisiones y definirte a través de ellas es una cuestión trágica, seria y que no admite variaciones, alteraciones, todo para satisfacer a los demás.

Parecería que se entiende a la vida como una carrera contra el tiempo en que urge tomar una definición para ser alguien o algo en la vida, bueno, en válido el punto de vista, solo una pregunta, ¿según quien?, es decir, ¿quien definió que esta carrera de tomar carril en la vida es con prontitud y precisión?, estoy seguro que si hacemos un ejercicio retrosprectivo todos lo hemos escuchado de una pariente, y el pariente de otro, y sucesivamente, por lo tante tenemos una creencia que en realidad no sabemos en donde nace o en qué se funda.

Pensemos que la idea de la definición surgió en 1800, solo pongo un referente, ¿nuestro estilo de vida, de consumo, de satisfactores, de expectativa de vida, de distractores, tecnología, productividad, y demás detalles son iguales a los de 1800?, ¿entonces por qué repetir sin cuestionamiento un modelo de una realidad que simplemente ya no existe?

Cuando la persona encuentra su pasión en la vida se renueva, construye caminos de felicidad, se trasforma, ve el mundo de otra manera, claro, no hay manera, guía o pasos para encontrar la pasión personal, se tiene que buscar, se tiene que desarrollar, y en la medida en que nos urja definirnos más complicado resultará el asunto. Además, todo aquello que ya está definido, deja de evolucionar, llegó a su propio límite.

Pregúntate, de manera hipotética, ¿quien será más feliz, una persona que tiene urgencia por definirse en la vida, o una nube que disfruta la manera en que el viento le da forma para hacer lo que más disfruta en la vida, llover y dar sombra?


No hay comentarios:

Publicar un comentario