Ya en la anterior entrega comentabamos que los enemigos no siempre son desafiantes o perversos, pueden ser también amables, cándidos y sobre todo, saben cambiar de forma y de pueden darte opciones para que de una manera u otra te involucres. Los medios masivos de comunicación (como la televisión) o los medios electrónicos (las redes sociales) son ejemplo al quitarnos tanto tiempo con contenido basura (poco aporte, mentiras o cosas básicamente intrascendentes).
Ahora es tiempo de que pasemos de los general a lo particular. ¿Cuál es tu enemigo? Sí, el enemigo que no te permite lograr tus metas. Ese enemigo que es tan simpático que te da palabras de aliento tipo: "no seas tan duro, no te mereces esto, no hay que ser tan severo, mañana sentirás que es mejor momento para lograr eso que quieres, a final de cuentas, siempre nos hemos llevado bien, ¿o no?"
Tu enemigo puede ser esa voz que no permite que tomes constancia en un programa de ejericios, o para un estilo de comida más sana, o para estudiar algo que te llama la atención, o para ir a un viaje del que tienes tus dudas, o para iniciar el proyecto del negocio que sientes que puede valer la pena impulsar. Es la disculpa cada vez que inicias algo y de manera "extraña" no logras lo que tenías en mente.
Si te das cuenta, las palabras citadas en son tan amplias, tan generales, que es seguro que pueden disculpar cualquier proyecto pendiente, porque es muy amable, te conoce muy bien y sabe que no requiere de muchos argumentos para convencerte, y eso ha sido porque lo has permitido. Esto no es una falta de respeto, todos hemos tenido esa voz que nos disculpa cuando no logramos una meta. Esa voz, ese discurso, es tu enemigo, ¿lo has escuchado?, quizás no, ¿has vivido sus efectos?, es muy posible, solo hay que revisar todas las cosas que se han dejado pendiente y que por más tiempo que pasa no se logran concretar. ¿Vale la pena vivir así?
Este principio de afrontamiento personal es la base para la conquista de metas, y no es una cosa imposible, vamos a representar el mismo diálogo, pero dándole una respuesta a partir del convencimiento de buscar comprometidamente lo que deseas:
- No seas tan duro,
No es que sea duro, es que me tracé una meta, incumplirla no me permite sentirne como lo deseo, es atrasar lo que deseo vivir.
- No te mereces esto.
Menos merezco postergar lo que deseo, eso es lo que en verdad no merezco, pues la meta la puse desde mis intereses, deseos y fuerzas.
- No hay que ser tan severo.
Tampoco hay que ser indulgente, si dije que deseo algo es porque fui claro en lo que deseo, no me puedo retractar, es tracionarme, y yo tengo una dignidad que vale la pena mantener.
- Mañana
sentirás que es mejor momento para lograr eso que quieres.
¿Cuál es la razón para postergar lo que deseo?, si de verdad deseo algo no tengo por qué dejar que el tiempo pase, mi meta no es un impulso, es algo planeado y que quiero que sea una realidad, no un simple sueño.
- A final de
cuentas, siempre nos hemos llevado bien, ¿o no?
Ese es el problema, que por llevarnos bien no logro lo que quiero, quizás tú te sientas muy alegre y cómodo con este pendiente, yo no, y vamos por lo que hemos definido como meta.
¿Cómo deseas llamar a tu enemigo?, ¿miedo?, ¿inseguridad?, ¿ansiedad?, ¿inconstancia?, ¿desesperanza?, puedemos protagonizar un diálogo como el que acabas de leer, ¿cómo lo sé?, porque todos tenemos al menos un enemigo al que podemos vencer, al que debemos enfrentar, al cual le podemos demostrar que no es ni tan fuerte ni tan convincente.
¿Sabes cómo enfrentarlo?, porque no es algo tan sencillo, a un enemigo no se le vence "echándole ganas", se necesita un plan, una estraegia, un avance conciente de quién eres, qué tienes y qué quieres. Todo ello se puede trabajar con un coach, o lo puedes vivir en una certificación de coach de vida. Piensa, ¿cuánto tiempo has vivido en ese enemigo que conoces?, ¿te gusta estar con él?, ¿en realidad te ha ayudado?, ¿no es tiempo de poner un alto a esa situación?
Considera, al trabajar con las herramientas de un coach nada es radical, tampoco inmediato, es tanto como subir una escalera, y en ese camino puede enfocarte en los escalones que subirás o en la satisfacción de ver lo bien que vas subiendo, acercándote a tu meta, y ver como tu enemigo se queda abajo, y a cada paso, más lejos.
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