miércoles, 20 de diciembre de 2023

La importancia de la vida espiritual

En los tiempos actuales el pensamiento espiritual (no necesariamente religioso) no vive sus mejores momentos. Para nadie es un secreto que la institución más representativa que conocemos tiene una crisis de credibilidad que pone muy cuesta arriba su promesa, su discurso.

Por otra parte, la dinámica social está convulsa con nuevas formas de vivir que hasta hace 30 años eran impensables. Y claro, defender esos esquemas tradicionales lo ubican a uno como un conservador. A esto hay que asociar que la palabra conservador tiene una connotación negativa, todo lo contrario a liberal que tiene carta abierta en la percepción de lo positivo. Lo curioso de esto es que nuestra mente (individual y colectiva) adora lo estable, lo fijo, lo conocido, lo predecible, los cambios constantes generan mucha inquietud, en fin, cosas que poca gente medita.

Por otra parte, a la altura del año en que nos encontramos, el pensamiento espiritual cobra algo de interés, en cierta manera impulsado por la mercadotecnia. De manera general sabemos que las empresa se empeñan en imponer que los regalos son la mejor manera expresar interés, amor, preocupación y alegría, lógico, ¿cómo pueden decir algo ajeno a esos valores?, ya es cosa que uno lo acepte de manera literal o no. Despues de todo, no estamos solos, y un regalo es un detalle que puede compensar ratos amargos.

Lo que yo veo, y claro que puede ser una percepción muy limitada, es que el alejamiento de la vida o concepción espiritual va más allá de celebrar la Navidad. Me refiero a ¿de qué se alimenta eso que llamamos espíritu?, eso que de manera sencilla nos impulsa a seguir adelante. Por ejemplo, en empresa tenemos un alto aprecio por el espíritu de servicio, ¿y eso que es?, simple: las acciones que hacemos más allá de lo ordinario, de lo habitual, esa comodidad o atención anticipada en favor de los demás. Se trata de una competencia blanda que no se aprende, cuando mucho se entrena. Lo ideal es "traerla en la sangre".Si la empresa tiene este espíritu, ¿nosotros no mecereremos algo así que de igual manera entrenemos?

A propósito de estas fechas te pregunto, ¿que has hecho este año por tu espíritu?, ¿qué has hecho por ese impulso que nos hace seguir adelante?, y no me refiero a comprar regalos, o disfrutar viajes, leer o escuchar música. Así como el espíritu de servicio es ayudar a un cliente a que obtenga algo placentero, ¿qué has hecho por los demás para que se sientan mejor?, ¿qué has compartido con plena consciencia?, ¿cómo has buscado trascender?, ¿cómo has buscado que alguien se beneficie de haberse cruzado contigo?, ¿a quién has agradecido por lo que has recibido?

¿Por qué son tan valiosa estas acciones de espirutualidad?, porque no recuerdan lo frágiles, afímeros e incompletos que estamos, lo limitados que somos para poder atender nuestras necesidades, que requerimos de los demás porque solos la vida es triste, marchita, aburrida y estéril. La espiritualidad es lo que permite que superemos tristeza, complicaciones y abismos que ninguna pastilla podrá cubrir, por más que se intente.

Por eso, te invito a que medites, ¿qué has hecho por tu espítitu?, ¿cómo honras a esa fuerza que da sentido a todos nuestros esfuerzos?, ¿qué has hecho por la sencilla razón de estar convencido que es lo correcto?

Te deseo que disfrutes una muy feliz y espiritual Navidad.


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