Se nota que se da una especie de instrucción, de
orientación, digamos se le explica al niño lo que se está haciendo; él niño,
niña, está atento, en, digamos de manera cursi, la aventura del conocimiento
y la experiencia. Lo significativo de esto es el giro de “broma” que se da al
contenido, pues de súbito, el huevo es partido en la frente del sorprendido
infante.
El detalle menor es que los niños, a pesar de ser
sorprendidos terminan riéndose por la “creatividad” de haber roto el huevo de esa
forma; en general, a las niñas del video no les hace nada de gracia el detalle,
algunas lloran, otras reclaman y hay que de plano se retira con toda la humillación
de la situación. Baste decir que de manera absoluta los adultos (hombres
y mujeres del video) ríen a carcajadas por la buena broma y reacción de los
niños. Nadie, siquiera por asomo, muestra un gesto de disculpa o algún mimo para
suavizar la situación. Para ponerlo claro, se ven carcajadas como en una
reunión de ebrios en un bar ya avanzada la noche.
Seré claro y directo, ¿Es conveniente y sano la existencia
de adultos infantilizados?, todos estos adultos, sin duda parte de un reto
viral, participaron y expusieron a la humillación a los niños para ganar
notoriedad, mostrar que son de onda, y que puede obedecer las tendencias
sociales de la época.
¿Por qué los niños están resultando los juguetes de los
adultos?, porque si lo vemos con detalle, el tema de las infancias trans se defiende
con un apasionamiento morboso. Piense un momento, ¿a los 7 años, usted estaba
preocupado de su tendencia o gusto sexual o de identidad?, ¿en serio era un tema
de relevancia o de necesidad urgente?; otra práctica viral, reciente, es
maquillar a los niños, pues “ellos” ahora expresan esas necesidad, ¿de verdad
la prioridad de un niño es maquillarse para agradar a alguien?, y ya sabemos quiénes son los más felices de ver un niño sexualizado.
Creo que como sociedad, como personas con capacidad reflexiva
debemos hacer una pausa y meditar qué estamos haciendo y qué estamos
permitiendo que se haga. ¿Por qué en unas fases un niño es un experimento de identidad
y en otros es la víctima de un adulto que busca la gratificación de un reto
viral?, frontalmente, ¿qué nos está ocurriendo, en donde está nuestra mente,
nuestros gustos y nuestra inercia como adultos?
Hace 30 años se decía que el contenido televisivo nos hacía
idiotas, parece que la culpa no era de la televisión. ¿Qué vas a hacer al
respecto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario