Hace unos días tuve la oportunidad de ver la película Birdman, para mi gusto un singular ejemplo, magistral, para exponer la voz del ego en nuestra vida. El ego, en una visón freudiana, se entiende como: "instancia psíquica que se reconoce como yo, parcialmente consciente, que controla la motilidad y media entre los instintos del ello, los ideales del superyó y la realidad del mundo exterior", sin embargo el mismo diccionario dice que de manera coloquial el ego exceso de autoestima.
Para los que no han visto la película no daré muchos detalles, baste decir que toda la cinta nos expresa la lucha de Riggan, ex estrella (superhéroe) de cine, por incursionar en el mundo del teatro (la tradición teatral neoyorkina a través de Broadway, no hace fácil que cualquiera asuma los códigos) y en un sin fin de secuencias vemos que el ego de Riggan le hace la vida imposible al mismo Riggan.
La cinta Birdman expone de manera clara la lucha de la consciencia que quiere trascender en otro entorno, asumiendo retos, comprometiéndose en un proyecto que le dará estima, valor, aprecio, en donde podrá confirmare como un ser pleno y que acepta oprtunidades; sin embargo siempre estará escuchando esa voz interna y profunda que le dice: no puedes ignorar lo que eres, no tiene caso que cambies el rumbo, recuerda lo que eres, nada más, nada menos.
El ego siempre está junto a nosotros y se complace en crear conflictos |
Ahora bien, cuando este tipo de experiencias las vemos en cine parecen simples de juzgar o de impresionar, es decir, lograr una empatía en que asumamos el dolor y sufrimiento de Riggan como propio no es cotidiano, es decir, el enfoque de ir al cine es irse a divertir, no a sufrir con el protagonista; y de alta impresión por musicalización, encuadres, luces y el desarrollo definido del relato.
La advertencia que podemos obtener de un film como Birdman es que todos tenemos esa voz que no nos deja ser libres, esa persona intena (self 1) que no deja que nuestras acciones (self 2) se concreten tan fácilmente. El ego es la voz que nos lleva a la incongruencia, la que primero nos dice, "no lo hagas, vas a sufrir" y al paso del tiempo lo volvemos escuchar, pero presumiendo "ya ves, igual lo hubieras logrado".
A final de cuentas parecería que la vida es esa lucha interna en que en que si somos lo suficiente fuertes, tenaces y disciplinados podemos superar al ego y a todos sus apegos, pero por lo complicado que es esto es que el coach es una figura que puede, por medio de herramientas y diálogos audaces, empoderar a la persona para que sea consciente de su ego y poder superar a esa voz interna que nos puede decir: no intentes cambiar, a final de cuentas seguirás siendo la misma persona.
La actividad y metodología del coach puede ayudar a las personas a tener un nuevo enfoque de vida y sobre ello lograr estados de conciencia superiores.
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