viernes, 21 de noviembre de 2014

Los tres niveles de la educación (I)

Ya han sido superados los tiempos en que los padres decían a los maestros "péguele si es necesario", no solo la sociedad ha evolucionado, también estamos hablando de instancias jurídicas y morales que nos gusten o no, están ahí, y si bien aún deben ser perfeccionadas, el marco laboral para un docente ha cambiado notablemente.

Sin embargo no es suficiente, la conferencista Tina Seelig reflexiona en cuanto a ¿por qué el jardín de niños tiene espacios de creación, color, textura, materiales, recursos visuales, entre tantos otros y después se acaba en salones alineados de pupitres?, ¿por qué no continuar haciendo de la escuela un lugar de experiencia de aprendizaje?, pueden ver el video, muy verdad interesante, en: https://www.youtube.com/watch?v=gyM6rx69iqg

Ahora,  este es un problema desde la estructura misma, y se antoja complicado que la estructura cambie a corto plazo, implica ir a lo más profundo de la filosofía institucional, ¿pero qué puede hacer el maestro en su entorno inmediato?, bueno, en sí me parece que además de disponer de un temario que está destinado a cubrir, tiene a su disposición tres opciones que puede emplear, el problema inicial es que sea consciente de esos tres niveles, pues a partir de ellos no solo agiliza la clase, también puede aportar al desarrollo de la persona (alumno y él mismo), como a la cultura que puede generar y gestionar.

El primer nivel es el castigo: seguramente la visión de esta herramienta es bien conocida, quien no hace bien las cosas se merece una reprimenda, que puede ser tarea, no salir a descanso o recreo, reporte a la familia, en fin, para ser honestos no requerimos de muchos ejemplos y detalles, la mera experiencia permite que esto se identifique con facilidad. la ides no es medir la exageración, sino saber que esto puede ser posible: https://www.youtube.com/watch?v=XSH7J_ghjKE 

El segundo nivel es la demostración: estamos hablando del maestro que centra su acción en mostrar al alumno lo que es capaz, ya sea por su modelo o por lo que orienta a hacer, esto ya es un plano virtuoso, bueno, de lo que nos gusta en un salón de clase, es la visión del maestro que traza puentes de comunicacón a través de ejemplos, palabras, emociones o creatividad, una persona que disfruta su vida como maestro y promueve un estado de ánimo de crecimiento, estamos hablando de los maestros inspiracionales:

Ahora, el segundo nivel, pese a ser el virtuoso tiene una debilidad, se centra en la emoción, experiencia, enfoque o interés del maestro, con esto no quiero demeritar tan noble acción, y que es más que deseable, pero es necesario plantear el nuevo escalón, el tercer nivel.

El tercer nivel es la investigación, y no es hacer mención a proyectos de investigación a nivel propuesta, hipótesis, objetivos etc., se trata de un enfoque mucho más sencillo y práctico que requiere de sensibilidad, de que el maestro salga de sí mismo, ya sea el del primero o del segundo nivel para poner en el centro de la acción a alumno.

Estamos hablando que el tercer nivel es el maestro el que sale a buscar las emociones, estados de ánimo de sus alumnos, de implementar herramientas que le sean de utilidad a él para saber más de sus alumnos, de sus cambios, de sus impresiones, de todo lo que puede pasar en su cabeza y que termina alterante el rendimiento de los jóvenes con los que convive cada día.

El tercer nivel es el que conecta a la docencia con el coach, pues de la astucia y elegancia para preguntar es que se obtiene información (investigación) de los alumnos. Este tema es extenso, se tendrá que abordar en otra entrega, el punto de inicio es de reflexión para el maestro, ya sabemos que el alumno rara vez asiste a la escuela con plena satisfacción y deseo pleno de aprender cosas, y de seguro sabemos muchos de sus intereses ajenos a la educación, la pregunta sería, ¿no tienen derecho a tener sus propios intereses?

Cuando meditamos esta pregunta, espero, se hace necesario resolver el dilema, necesito saber el valor y dimensión de la agenda de mis alumnos para entonces buscar la manera de poder incidir en ellos. Mientras no me interese en la agenda de mis alumnos, mientras no la investigue, ¿cómo podré influir en ellos?, porque a final de cuentas de lo que se trata esto es de lograr que nuestro alumno pueda ser feliz aprendiendo.

La felicidad dura tan poco que hay que promoverla con urgencia


Para responder a este dilema, en la siguiente entrega desarrollaremos esta idea.



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