miércoles, 24 de julio de 2024

Los verdaderos influencers (III)

Ya hemos comentado los dilemas de la palabra influencer y lo complejo, a veces divertido, de usar una palabra que parece exagerada dado el nivel de influencia real. Posteriormente, se expuso cómo un sujeto sin mayor intención logra influir en la vida de cualquier persona que asume un compromiso formativo, que es lo que puede resultar un hijo o hija. Ahora es tiempo de poner la perspectiva en el sentido comercial, que es lo que seguramente más te interesa.

Ocurre que un emprendimiento puede aspirar a ser un influencer precisamente sin estar interesado en serlo. Me explico, en un curso alguien nos compartió una críptica frase: "mientras más te enfocas en la meta más te alejas de la meta". Este aforismo en realidad es mucho más sencillo de lo que parece. La meta por más compleja o sencilla que sea, en tanto nos concentre más tiempo, recursos y medios se vuelve más penosa de cumplir y eso nos aleja de la idea o meta original. Imagina lo desgastante que puede ser planificar la cena de Navidad desde el 3 de julio. No pensemos en un evento público, solo una habitual cena familiar. Sin duda suena exagerado, pero si efectivamente desde esa fecha se trabaja y se esmera la dichosa cena será costosa, pesada y complicada de gestionar.

Lo mismo pasa con una persona que se obsesiona en influir en los demás, y eso puede pasar por necesitar urgentemente dinero. Si centrara su mente en contenido de valor su labor sería más fecunda, porque entonces estaría centrado en el contenido, no en ocurrencias inmediatas que son altamente desgastantes y que limitan el campo de creatividad, es decir, se vuelve repetitivo hasta llegar al aburrimiento, por tanto, mientras más se trabaja en la meta más se aleja de la meta. Recuerda, la meta no es el dinero, la meta es influir en los demás.

Una empresa, un emprendedor puede ser un notable punto de influencia cuando sus procesos son efectivos, cuando el sabor de su comida, la velocidad de sus entregas o la precisión de sus servicios son notados y celebrados por su público al grado de volver, al grado de recomendarlos, al grado de volverte una fuente confiable de soluciones. Esa es la influencia que te va a dar ingresos firmes, estables y constantes.

Claro, aunque no falte quien lo critique, para que esos modos de operar influyan en los demás se tiene que ejecutar con valores firmes, con convicciones que te hacen ser íntegro, considera la integridad como la cualidad de hacer las cosas sin necesidad de ser supervisado por alguien, uno mismo toma el compromiso por ser fiel a esas convicicones. Esas son las acciones de un verdadero y sólido influencer, porque alguien lo notará en su autenticidad y será posible el que lo reconozca y lo adepte.

Ser infuencer por obtener dinero es el camino rápido del desgaste, porque una ocurrencia lleva a otra ocurrencia, y cuando se tiene un tren de vida (gastos) intenso, nadie quiere perder beneficios. En cambio, cuando la influencia se busca por la convicción íntegra, situacional, de los valores y convicciones, es la persona, y no la situación, la que determinará su trascendencia.

Gracias a esta inercia tecnológica se ha acelarado (y tergiversado) el principio de la trascendencia, una cosa es la fama y otra el prestigio. La fama puede ser inmediata, producto de una casualidad, de un momento de fortuna; en tanto, el prestigio es trabajo, dedicación, control y rigor. ¿Quieres apostar tu grado de influencia a la fama o al prestigio?, la elección, y ganancia, es tuya.


 

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