viernes, 12 de julio de 2024

Los verdaderos influencers (II)

En la anterior entrada reflexioné sobre el real poder o capacidad que tiene una persona para influir en los demás, en sus seguidores. Desde luego que en la perspectiva positiva un influencer es un líder que por medio de sus talentos logra sacar lo mejor de sus seguidores, y claro, desde una imagen mítica un ejemplo a toda prueba. Claro, si lo vemos al detalle, es imposible de satisfacer esta idealización visto el modelo comunicativo de la actualidad.

Tomemos en caso de Muhammed Alí, si fuera un adulto funcional de 2024 es posible que apareciera una mujer que lo acusara de no haber si muy amable con ella en la secundaria; señalado de no haber saludado un niño que le extendió la mano luego de haberse subido a un ring y golpearse con otro boxeador por una hora de combate; o por no haber dado un autógrafo a un fanático en una cena privada en un restaurante, y así podríamos seguir hasta darnos cuenta que Alí no es tan "gran" líder como muchos lo suponen. Insisto, así se genera la comunicación, la admiración y el rechazo en la actulidad, ¿entonces quién es un influencer?

Me parece que el problema del concepto influencer no es por las acciones, ni por el volumen, sino por el compromiso que te impone la persona. Si veo a un influencer en redes sociales como el caso previamente citado de Sebastian Bautista, su capacidad de mover la intención de su público para ver sus videos era notable, ¿pero qué nivel de compromiso lograba con su audiencia?, tan escaso que te aseguro que a la fecha casi nadie, o nadie, de sus seguidores lo recuerdan de manera significativa.


¿Entonces cómo resolver este problema?, recuerda, el parámetro es el compromiso que impone la cercanía. De manera sencilla, un niño, un hijo puede ser el influencer más poderoso que tiene el modelo de vida. Un hijo te puede mover a cambiar actitudes y hábitos, cambiar tus comportamientos y generar un cambio inmediato en la vida, ¿Por qué?, porque un hijo (a) impone, en una relación sana, una cercanía inherente que te somete al compromiso formtivo. Inisisto, todo esto desde la perspectiva sana de la relación.

En realidad es muy sencillo de deducir, cuando no tenemos más problemas que ciudar de nosotros mismos podemos tomar riesgos, excesos o imprudencias apegados al momento y situación, seamos severos, lo que hagamos es cosa nuestra y tan es así que si algo detestamos, sobre todo en juventud es recibir opiniones, ya no digamos consejos, independientemente de que nos resulten ajenos, es que nada de eso nos va a pasar, un ejemplo de pensamiento mágico asociado a la invencibilidad.

Pero al llegar un hijo (a), y con una relación sana, vas a cambiar tus prácticas, pondrás distancia con ciertas amistades, tus gastos van a cambiar, tus compromisos se verán de otra manera, verás lo que no veías, comeras lo que no te interesaba y reirás con lo que antes te parecia absurdo. Aquí es detalle relevante es, ¿lo vas a tomar como un castigo o como una forma de crecimiento?

Es es lo que debes meditar en las personas a las que sigas, ¿ese influencer te está haciendo crecer o solo te está distrayendo? Y claro que no se trata de ser serio y sin humor en la vida, pero a la par, también se trata entender que no todo es juego, que no todo es pasajero. Un niño, una niña, puede ser el influencer que haga que cambies tu vida, que influya en ti de manera definitiva, ¿pero cómo lo podemos aplicar esto en, por ejemplo, un emprendimiento?, de ello vamos a platicar más adelante.

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