No es lo habitual que inicie un texto de manera incendiaria, normalmente incendio con la tesis por la mitad o al final del texto, pero esta vez voy a cambiar el orden: El liderazgo está sobrevalorado en la actualidad.
Primer enfoque. Ahora que tengo
tu atención procedo a explicar las cosas. Por ejemplo, hay un simpático meme
que dice que en la escuela, la universidad, se debería enseñar mindfulness,
pago de impuestos, toma de decisiones y negociación, entre otros para así
formar gente extraordinaria. Como docente universitario con más de 25 años de
experiencia te puedo decir que si hay algo que un universitario no te perdona
es que te salgas del temario, se siente como timado, así que abordar esos temas
que no necesariamente son parte de planes de estudios concretos no garantiza
que haya una buena percepción.
¿Sería bueno que hubiera cursos o
prácticas para aprender a respirar para tomas decisiones?, sí. ¿Que se viera lo
que es la inteligencia situacional para la toma de decisiones?, sin duda.
¿Tomar actividades donde se desarrollara competencias en gestión de problemas
para alentar la salud mental?, por supuesto. Lo malo, desde mi experiencia, es
que el alumno no se entusiasma con esos temas, los ve como oportunidad de jugar
y terminan por irse a quejar amargamente a la coordinación.
Tener temas muy relevantes y de
utilidad no necesariamente es garantía de atención y aprecio para el grupo,
menos el tener opciones de resultados extraordinarios.
Segundo enfoque. Todos los días
que entro a Linkenid veo memes e infografías donde la gente explica qué y cómo debe ser un líder que motiva, que
no impone; que explica, que saca talentos, que no requiere de poder, que el
poder es suave… Pero yo pregunto, más allá de tanta literatura digital, ¿Cuánta
gente sigue y respeta a quien ejerce liderazgo? Más, ¿Hasta dónde la gente es
capaz de asumir control, liderazgo de su propia vida para hacer realidad lo que
tanto se lee en infografías?
Me explico con más detalle. La
era digital nos ha enseñado que los grandes, poderosos, y carismáticos líderes
ya no existen. Los medios nos han demostrado que los grandes líderes son
bastante ordinarios. Si tienes alguna duda, recuerda solo las últimas
experiencias del Dalai Lama y su interacción poco edificante con un niño. Más,
hasta dónde has visto gente que imite la tenacidad de Steve Jobs, ¿abunda gente
que imite visiblemente la ética laboral de Cristiano Ronaldo?, ¿Cuánta gente
toma a Checo Pérez como un tipo ejemplar dando resultados donde ningún mexicano
había llegado antes?
Cada uno de estos personajes, y
más, podrían encajar en el perfil de líderes, de personas ubicables y que
podrían tener influencia si uno tuviera comportamientos y actitudes tomando su
ejemplo, como lo plantea de PNL. ¿Esto se da de manera habitual?
Tercera evidencia. Desde hace
años, recurrentemente, mis alumnos, en clases de liderazgo, en un ejercicio,
afirman que su ejemplo de líder es su papá o su mamá. Y es tierno y emotivo que
así visualicen a su familiar, pero cuando forzamos al ejercicio, a ver a
alguien fuera de su entorno, a alguien sin lazo filial y que por lo tanto
requiere mayor atención y reconocimiento… Casi nadie propone a nadie, existe
apatía o desconfianza por ver a alguien más afuera de su seguro entorno
familiar.
Mi tesis, el liderazgo, como
concepto, está sobrevalorado, se habla mucho de él, pero no hay un interés
sólido por reconocerlo, y menos a trabajar bajo las órdenes de un líder (esto,
recibir órdenes, ya es algo que seguro a más de uno ya no le gusta como
expresión).
¿Qué podemos hacer?, no vamos a
dejar de lado la necesidad del liderazgo, necesitamos de líderes; lo que sí
podemos hacer es cambiar el enfoque y compromiso. Se necesita de otro formato y
enfoque para que sea funcional: debe ser personificado. Y así, puede ser
extraordinario.
Piénsalo por un momento. Si
estamos en una era en que desconfiamos de todos, todos son demasiados humanos, si
nadie es suficientemente experto (en la posmodernidad que vivimos se confía más
en una creencia que en la evidencia), bueno, entonces debemos ver y buscar el
liderazgo como un tema personal.
¿Esto qué quiere decir?
Concretamente: el liderazgo, para que sea extraordinario, tiene que surgir de
un compromiso consciente y responsable donde lo que hagamos a nivel personal para
que nos beneficie igual que a nuestro entorno.
Si el entorno y las redes
sociales nos han enseñado que la gente es muy humana, muy normal, muy
cotidiana, entonces debemos confiar y medirnos a nosotros mismos. En lugar de
estar esperando que alguien nos diga lo que debemos hacer, lo que se tiene que
hacer, debemos asumir el compromiso desde nosotros mismos. ¿Esto quiere decir
que hagamos en el trabajo lo que queramos?, no, para nada. La labor en la empresa tiene procesos, y debemos ser los
primeros en tener la inteligencia y fortaleza del líder de saber que el proceso
es lo que garantiza el logro de un resultados. Vayamos a un ejemplo.
¿Un agente vendedor para una
empresa puede ser un líder extraordinario al hacer el recorrido diario como lo
marca la empresa?, por supuesto, ¿pero dónde está el liderazgo extraordinario? Cuando
tiene la fortaleza para llegar puntual a la empresa y tomar registro de su
ruta. Tiene el control de tomar todas las formas, registros y documentos de los
clientes que tiene listados que va a visitar. Esa lista de clientes está
ordenada de la manera en que avance de manera lógica en trayectos para cerrar
en el punto más cercano a la empresa. Supervisa y verifica que el producto que
lleva en la cajuela de su auto está completo, incluso ordenado como lo va a
requerir.
Tiene la precaución de llevan en
la guantera un desodorante y en el asiento trasero una camisa y corbata por si
en el día tiene la necesidad de cambiar de atuendo. Tiene la disciplina para
salir en el tiempo en que está estimado que debe iniciar. En cada una de sus
visitas sabe a quién va a ver, qué temas va a tratar y lo que debe obtener de
cada una de esas citas, además de que tiene la consciencia de tener un trato
amable, atento y propositivo con sus clientes.
Y así podría seguir, cuando la
persona tiene este nivel de consciencia, sabe lo que busca y lo ejecuta con la
seguridad de que es lo correcto, sin importar lo que pase en su entorno, él es
un líder, un líder sí mismo, un líder que agrega valor a su desempeño, a sus
clientes y a la empresa, todo, reiterando, lo hace porque está convencido de
que es lo correcto y conveniente. Esto es liderazgo extraordinario, en esta
oportunidad lo hemos descrito, lo que podemos ver adelante es el terreno de los
cómo, y te aseguro, esto puede ser más sencillo de lo que puedas pensar. El
líder extraordinario es íntegro, no necesita que alguien lo supervise, hace las
cosas correctas porque así lo cree.
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