Todos tenemos
una barrera en frente de nosotros, algo que nos recuerda que somos falibles,
que hay metas por lograr, algo que nos recuerda que podemos ser pequeños e
indefensos en algún momento de la vida, todos hemos experimentado la ansiedad o
angustia de tener un problema que bien a bien no sabemos cómo resolver, y que
incluso salir huyendo no soluciona nada, pues es muro siempre está por delante
de nosotros. Pero puede ser superado, ¿cómo?
Cuando me enfoco
en este tema de inmediato me viene a la mente la película “Campeón son corona”,
cinta donde el director Alejandro Galindo modela al personaje Riberto Kid Trerranova, un tipo de barrio,
bravucón, con mucho talento que nunca lo puede llevar al logro de metas
grandes, en resumen, por complejos que no le permiten tomar lo que podría si
confiara en sí mismo. La virtud de Galindo estuvo en tomar la vida de Rodolfo Chango Casanova, personaje que nunca
pudo dar el ahora llamado salto de calidad por no confiar en sí mismo y ser
presa de sus miedos y creencias limitadoras.
Estos personajes
que expongo son el ejemplo de lo que es vivir con el muro delante de uno, lo
interesante es que tiene un par de factores que vale la pena analizar, en
primer lugar, todos tenemos la capacidad de crear el muro que deseemos para ser
víctimas de algo que nos deja llegar al triunfo, puede ser alguna adicción como
puede ser tabaco, alcohol, sexo, comer, trabajar, algunas incluso muy
reconocidas y apreciadas socialmente, pero también se puede también manifestar
en relaciones poco productiva (tóxicas, se les llama ahora), aprobación no
obtenida de familiares o amigos,
creencias obtenidas en la infancia, en fin, el material puede ser el que se
guste.
En segundo lugar,
y más relevante, es que podemos tener a mano un auténtico martillo para
derribar ese muro, pero para que el martillo derribe el muro se tiene que
utilizar. ¿De qué está hecho el martillo?, de resiliencia, que de manera
sencilla es la capacidad que tenemos todas las personas para resolver los
problemas o sobreponernos a lo que no podemos solucionar.
Te comparto un
ejemplo muy sencillo de lo que es esta capacidad que todos tenemos, y que es
muy básico. La selección de fútbol que más derrotas tiene en finales del
campeonato del mundo es la de Alemania, nadie ha perdido más que ellos en finales,
sin embargo son tetracampeones, es decir, su capacidad resiliente es la que los
hace sobreponerse y regresar, y regresar y regresar las veces que sea necesario.
Nadie ve a los alemanes como perdedores.
La resiliencia
no es ser invencible, la resiliencia es sobreponerse a dudas, miedos, escenarios
adversos, es el martillo que ayuda a romper el martillo. El martillo es una
gran herramienta en tanto la usemos, sola no hará nada, somos nosotros lo que debemos
convertir nuestros pensamientos en acciones que nos lleven a lo que deseamos, a
lo que merecemos, a lo que nos corresponde, y es ahí donde entra la conciencia.
Nadie dice que
es algo sencillo o automático, es el reto de vida que cada quien debe resolver,
la mejor manera de alimentar la resiliencia y así derribar al muro que hemos
construido es la planificación de las acciones, la reflexión de qué quiero en
vida, el por qué vale la pena que implemente un cambio, visualizar la vida que
deseo y comprometerme con ese estilo de vida que he dicho que deseo, y lo más
importante, sustituir los hábitos que me tienen en la condición en que estoy.
Si bien todos
tenemos limitaciones, de igual modo tenemos dos opciones, dejar pasivamente que
ellas ganen y determinen el lugar al que llegaremos: o bien pensar, planificar
y trabajar para superar lo que en un inicio parecía que no se lograría. Esto es
lo que movió a exploradores, ¿a dónde deseas y merece llegar?, empieza a
trabajar de manera consciente en ello. Ese muro solo es eso, un muro que como
cualquiera, puede ser superado.
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