lunes, 17 de julio de 2017

Vivir la fe desde la racionalidad

Desde luego que hablar de la fe y de la razón suena a oposición. Desde el plano conceptual no tengo argumento para negarlo, pero me gusta darme licencias si con ello armo (o busco) algo nuevo. Creo que si algo nos ha hecho estar como estamos, como género, es precisamente la radicalización, el tomar bandera o posicionamiento sin darnos a la tarea de comprender de manera más profunda a los demás.

Por ejemplo, en temas como el aborto grupos a favor y grupos de oposoción crean argumentos para defender su causa, desde enfoques radicales ambos explican lo que defienden, normalmente desde el terreno de los bueno o de lo malo, cuando me parece que valdría mucho preguntar lo que siente más de una mujer al abortar, así como hay gente que lo practicará por un modelo egoísta, también hay personas que marcan su vida y no reciben nada de compasión por lo que pasaron.

En otro tema sensible, la eutanasia o muerte asistida es otro dilema en donde se aborda colectivamente desde lo bueno o lo malo, en la capacidad de elección o en la incapacidad de poder elegir por lo que Dios nos ha dado, y de nueva cuenta, tenemos poca compasión hacia el sufrimiento que una persona pude experimentar ante algo que solo se da una vez en la vida y que puede ser muy tortuoso.

Es en este sentido que me hacen mucho eco las ideas expresadas por Stephen Hawkins en cuanto a que lo mejor que puede hacer el hombre es abandonar este planeta y vivir en otro lugar. Estoy seguro que sabe lo que dice, vamos, es un sujeto educado y formado en el más alto rigor científico, debe saber que es algo posible para los siguientes 30 años. Su mismo nivel de conocimiento debe hacerle ver que el destino del planeta es irreversible.

Una expresión como la de Hawkings es relevante, puede ser en parte una chifladura si lo pensamos desde el más lineal de los pensamientos porque nunca antes lo hemos hecho; desde otro enfoque es preocupante por el simple hecho de lo que será el futuro inmediato, nuestra calidad de vida, cuando el planeta está en un punto sin retorno con los humanos.


Desde otra perspectiva emociona la posibilidad de que esto sea un proceso real y, por ejemplo, una gran nave espacial sea nuestro hogar dentro de 30 años, digo, tengo considerado para entonces seguir vivo. Más, me da la esperanza de imaginar que a, pesar de ser como somos, el ingenio del ser humano nos salvará de nueva cuenta.

No es cosa menor, pasajes de la historia de la humanidad han sido verdaderos retos, por ejemplo el hecho de sobrevivir a una glaciación con rudimentos tecnológicos que al día de hoy parecen hazañas inimaginable; otro tema es el aspecto sanitario, más de la mitad de la historia de la humanidad hemos padecido situaciones como epidemias y prácticas de aseo que nos hacen auténticos sobrevivientes. Y así podemos avanzar si somos más específicos.

Por eso es que me gustó la idea de este comentario, florecer a pesar de todo, porque siempre, como personas, como culturas o como género, hemos enfrentado situaciones límite, obstáculos que al tipo de vida presente parecen insalvables, y sin embargo, sea como sea hemos salido adelante, y si bien hay muchas, muchísimas cosas lamentables, siempre hay algo de sol, algo de agua, algo de ingenio, para salir adelante, para poder florecer.

Creo que estamos ante una oportunidad de tener fe en que nuestra razón nos puede dar algo nuevo, algo que merecemos, algo que bien vale la pena construir y disfrutar.

 
 

lunes, 5 de junio de 2017

Afianzando las mejores acciones antes de iniciar


¿Imaginas tu vida a lo largo de dos años sin tomar una decisión?, ¿será posible que durante dos años estés dejando de lado el tomar decisiones de un tema que puede limitar o impulsar tu desarrollo personal?
Lo que he visto en el coaching es que todos podemos ser víctimas de una inmovilidad al momento de tomar decisiones, que esos pendientes se vuelven como parte de nuestro ser y en la medida en que lo dejamos ahí, quieto, sereno, sin cambio, pues no nos afecta. No lo solucionamos, pero tampoco lo agravamos.
Lo primero que debemos aprender a ver es que no es tanto el problema, sino el cómo lo vemos. Descubrir que un pendiente deja de ser tan limitante como no poner una fecha. Poner una fecha no es algo así como “un día de estos”, implica ver una agenda y saber comprometerse con su cumplimiento de manera comprometida.
Ahora bien, hay un factor que es muy relevante, los recursos que vas a emplear para resolver ese pendiente. En una entrevista, una persona tenía muy en claro que tenía que regresar al gimnasio, y cuando le preguntaba qué necesitaba me respondía "pues mi ropa deportiva", ¿pero cuál?, poco a poco fue compartiendo la información, pudo decir que iba a usar un pantalón corto y una camisa negra, pero que convenía que comprara unos tenis nuevos, pues los que a la fecha tenía no estaban ya para usarlos en algo así.
Lo significativo es que a medida que iba agregando información, de vestimenta, artículos, costo y demás detalles de recursos, su lenguaje corporal iba mejorando, es decir, se mostraba más animado, con mejor disposición, alegre, sonriente. ¿Por qué ocurre esto?, porque se va creando un entorno más sólido, más concreto, la mente ve lo que puede lograr pues tiene información precisa.
Ahora bien, ¿algunas vez te ha pasado que emprendes algo y por falta de enfoque y actitud las cosas no se dan, o por otra parte, ¿te ha ocurrido que por exceso de emociones las cosas no se logran como lo pensabas?, esto puede ser tan común que incluso pensamos que no hay control o solución, que las emociones solo fluyen y ya, así de simple.



 Si vas a emprender una solución a un problema, ¿qué actitud requieres?, necesitas ponerla en una o dos palabras, no más, son las actitudes que al conocer tu problema, tus pendientes, sabes la manera en que lo vas a enfrentar.
Esto es posible, es cuestión de trabajarlo. Existe algo llamado inteligencia emocional, no hay emoción que no se pueda usar a nuestro favor, incluso la ira puede tener su valor y sentido, la ira puede ser el mecanismo de protección que salve nuestra vida. De lo que se trata es de usarlas de manera consciente, emplearlas en nuestro beneficio.

Medita, y evalúa todo lo que puedes ganar si antes de algo importante te detienes al menos 5 minutos en pensar cómo te quiere ver, oír y sentir antes de iniciar. Te aseguro que es posible. Si piensas que es imposible, te invito a iniciar un plan de trabajo de coaching para que veas que las emociones pueden ser el gran factor para salir adelante de cada una de las situaciones que enfrentas en la vida y que por alguna situación siguen como pendiente.


lunes, 29 de mayo de 2017

La limitación de la definición




Una de las grandes obsesiones en las que he caído en cuenta es que socialmente nos encantan las definiciones; nos gusta la idea de que al vernos como productos terminados nos permite llegar a una definición absoluta, simple o directa. El terreno de la docencia me lleva a ver muchos casos en donde los jóvenes, los que están formándose como personas y profesionistas de manera más intensa, viven con creencias limitadoras de definición.

“Es que soy muy tonto”, “es que soy muy distraído” son las que me vienen a la mente de inmediato. Aplicando fundamentos de PNL les he podido responder con seguridad que no son tontos ni distraídos, lo que pasa es que hacen tonterías o hacen cosas que los distraen. En el momento en que dejen de hacer esas acciones la creencia dejaría de tener sentido o valor.

Claro, entiendo que eso implicaría una situación de trabajo, se constancia, de consciencia, sería muy bueno que se pudiera dar seguimiento a ello, la verdad es que en muchos casos no hay esa inflexión, ese quiebre en que se vaya por algo más. En lo cotidiano el triunfo es dejarlos con una sonrisa y se queden con la una idea de que no son algo ya “definido”.

La manera en que el sistema en que vivimos depende de las definiciones bien vale la pena meditarse. En otra faceta, me ha tocado ir contra corriente cuando trato de que un estudiante tenga un enfoque más allá de su carrera. Es decir, lograr que un estudiante se interese algo ajeno a su materias es muy difícil. Más allá de qué tan brillante u oscuro sea el paso de un estudiante en la carrera, abrir su percepción en algo que no “considera” que le sea de utilidad es muy complicado.

¿Cuál es el problema de esto?, a que la formación orientada a generar profesionistas conpensamiento amplio, diverso, incluyente, resultan ser sectores enfocados en la solución de problemas solo se concentran a su formación, sin sensibilidad para ampliar opciones, para entender el otro, para brindar un sentido de apoyo y comprensión a las demás personas.

Bien vale la pena trabajar y generar condiciones o discursos en que la diversidad nos ayude a entender que las definiciones puntuales corren el riesgo de encasillarnos, de pensar y creer que somos producto terminado, que lo que ya somos es la única manera que tenemos de vivir, de entender o tratar de solucionar los problemas que enfrentamos a diario.

Tan solo medita esto, ¿si nuestro humor siempre fuera el mismo a qué etapa nos remitiría, a la infancia, a la adolescencia, a la juventud, a cuando eras soltero o de casado?, ¿verdad que hemos pasado por varias etapas?, ¿verdad que lo que causa risa en la infancia no es por fuerza idéntico a la pubertad?, no se trata de que un humor sea mejor que otro, cada uno cumplió un valor y trascendencia en el momento de vida. ¿Conviene que limitemos nuestro humor a una definición?, ¿de qué nos perderíamos?

Si el humor no ha llegado a su punto límite, ¿cuál es la razón de definir otras tantas actividades, comportamientos y desempeños?, la apertura emocional es una virtud que se puede trabajar día tras día, si crees que eres un producto terminado, si piensas que ya no hay elemento de sorpresa en tu vida, te invito a iniciar un trabajo de coaching, y ahí podrás ver el universo de opciones que eres y la manera en que mejor lo puedes aprovechar.



viernes, 19 de mayo de 2017

Planificar aprendizaje en experienicias personales



Aplicar, no solo explicar

El desarrollo profesional me ha llevado por muchas opciones, a veces he tenido la oportunidad de trabajar con estudiantes de secundaria (que es agotador),  en ocasiones me ha tocado encabezar grupo de maestría (donde he visto los comportamientos más infantiles), y bueno, en lo que es capacitación alguna vez tuve un auditorio de 500 personas entre maestras, directoras, intendentes y cocinas (pensar en  contenidos para todos fue bien interesante). A final de cuentas es ajustarse a las variantes y sobre ello aprender a mejorar.


En la actualidad el terreno de las ventas ha aparecido en mi horizonte, y los retos han sido diversos, primero enfrenar un tema como agenda comercial, que nunca antes había dado, y que desde luego tenía la obligación de verlo como algo más que el librito en que se anotan citas y reuniones.


El primer taller tuvo una duración de 3 horas, y por necesidades lo tuve que ampliar a 5 horas. Fue muy divertido cumplir la meta y darme cuenta que podía ampliar los contenidos con base en más actividades. Lo posterior fue extender lo a 8 horas. El haber leído textos de ventas me ayudó bastante para tener los referentes ajustados y poder brindar el servicio que me pedían.


De nueva cuenta el listón se puso más alto, pues el público siempre habían sido aspirantes a vendedor, es decir, personas en fase de formación, ahora el taller de 8 horas se imparte a vendedores, algunos con más de 10 años en el negocio.


Desde una perspectiva, preocupante; pero desde otra, bueno, para algo me he formado y especializado en la docencia, para enfrentar públicos que no siempre son, digamos, los “ideales”, donde el reto es constante. Y bueno, a final de cuenta con oportunidades para ver hasta dónde puede llegar el techo de competencias.


Este proceso que te describo me ayuda a entender que los retos que tenemos a nivel profesional se resuelven con tres enfoques fundamentales, el primero es la preparación, a final de cuentas, ¿qué no se puede encontrar en los libros?, en segundo lugar traer la información obtenida a mi experiencia, es decir, interpretar la información con los recursos que tengo, pues de lo que se trata es de saber entender lo que transmitimos, que no es solo información, que es contenido que puede ser vivo y útil a los demás.


La tercera iniciativa que te comparto es, al revisar la información e interpretarla y responder a la pregunta: ¿cómo puedo hacer que la gente haga algo con ella y manifieste sus experiencias para que le resulta útil?, Esta pregunta es clave, pues quita presión al momento de trabajar. 
Todos tenemos algo que podemos aportar.



Imagina esto, ¿si te dijera que un tema que puede explicarse en 10 minutos puede activar una técnica ante grupo que puedas extenderse  de 70 a 80 minutos, te parece atractivo? Los diez minutos pueden ser claros, directos y muy específicos para objetivos de enseñanza, pero para  la enseñanza no alcanza, se necesita aprendizaje. Cambiando el orden, se trabajan los 80 minutos en la actividad de aprendizaje y las conclusiones pueden ser los 10 minutos de enseñanza, de una explicación para que el asistente sepa lo que hizo, lo que representa todo su trabajo, que lo dimensione.


Si te das cuenta este sencillo proceso de trabajo, inspirado en la técnica del coaching, empleando la experiencia y habilidades del sujeto, puede hacer mejores entornos de aprendizaje activo para los asistentes a tus cursos y sesiones de trabajo.


Certifícate como coach, y vas a conocer efectivas maneras de producir situaciones de crecimiento, de desarrollo y formación, sin importar el nivel de público que atiendas. Estoy a tus órdenes por si deseas información de cómo lograrlo.