¿Podemos ser los emjores jueces de nuestros actos? |
Y sí, el año 2015 está llegando a su fin, estamos hablando ya de poco más de 5475 días vividos desde que la sensación mágica del año 2000 se acercaba. Y bueno, la pregunta más recurrente, pero no por ello menos efectiva es: ¿cómo te fue este año?, ¿cómo resultó el 2015?, y sobre ello se desgranan las demás preguntas obvias: ¿qué valió la pena vivir?, ¿qué es lo que quisieras olvidar?, ¿qué es lo que deseas mantener vivo y vigente?
Uno de los problemas de la actualidad es que el ritmo de vida y de trabajo nos hace caer en las generalidades. Por ejemplo, la respuesta más popular para saber cómo nos fue en el año posiblemente sea "me fui bien", ¿y qué define bien? Más, qué tal una respuesta tipo: "pues hubo sus cosas buenas y sus cosas malas, de todo se aprende". ¿Hasta dónde esta última respuesta es cierta?, ¿por qué debemos aceptarla como la mejor siendo que existen mejores situaciones?
Me atrevo a decir que socialmente son muy convenientes, no es sano andar contando todos los detalles de nuestra vida a todo mundo. Lo que sí pretendo decirte es que a nivel personal, en lo interno, se requiere de una mayor y mejor estudio de nuestros logros, de nuestras barreras, de lo logrado y de los pendiente. Este tipo de análisis requiere de instrumentos, necesita de ayuda, por una simple razón, uno mismo, en solitario, no está capacitado para dar el mejor punto de vista lo logrado o de los aplazado. No es que seamos malos o ineficientes, simplemente como reza el refran: "no se puede ser juez y parte".
Por parte, ¿qué me dirías si te digo que sí se puede ser juez y parte? Suena a contradicción, pero no lo es, solo es buscar ayuda. Te invito a que te des un tiempo y busques la ayuda o colaboración de un coach, y para ello te suguiero los siguientes criterios:
1. Verifica que efectivamente esté certificado
2. Que sea una persona que conozcas o tengas opiniones de referencia
3. Verifica su menejo de redes sociales, que sea congruente en sus mensajes
4. Que te inspire confianza
5. Que se comprometa a ayudarte, no a darte soluciones
Lo anterior puede sonar sencillo, pero estos detalles serán la diferencia entre lograr avances y quedarte en el mismo lugar, solo que más confundido.
Ahora, este comentario comenzó con la metáfora del juez, y sí, sí puede ser el mejor juez de ti mismo (a), pero recibiendo ayuda. El coach no es un juez que te dirá si lo hecho u omitido es correcto no, el coach te dará las armas para que logres un punto de vista diferente, un enfoque que quizás no habías visto, a observar marcas del lenguajes, estilos de pensamiento de los que no eras consciente.
Tú puede ser el mejor juez de tus actos, pero necesitas ayuda. Y en caso de que veas el año próximo como la mejor oportunidad para crecer, del mismo modo te digo, un coach puede ayudarte a lograr metas que superen las buenas intenciones y sean realidades contundentes.
Mis mejores deseos para ti y toda tu familia para el cercano 2016, que des los pasos adecuados para la obtención de las metas y que tu enfoque de vida dé un giro maravilloso hacia la abundancia.