miércoles, 25 de marzo de 2015

Cambiando el cristal, cambiando la óptica

¿Estamos preparados para ver diferentes escenarios?
Admito que no me gusta pagar comisiones en los cajeros automáticos, cuando no usas el cajero de tu banco pueden cobrarte entre 22 a 30 pesos, lo cual no deja de molestar si consideramos que es una operación que debe costar centavos, pero bueno, son las reglas del mercado. Este día, por alguna circunstancia terminé caminando a un cajero que me cobró 25 pesos por un retiro de efectivo.


El punto en que se pone interesante es cuando hice algunos cálculos mentales. De ir al cajero de mi banco hubiera tenidos que ir en coche, estamos hablando de unos 5 kilómetros de ida y vuelta, es decir, haber gastado, digamos, 3 pesos de gasolina; en la plaza a la que hubiera ido seguro habría comprado algo para que me sellaran el boleto, pensemos, por ser plaza y no tienda de autoservicio, se puede uno gastar unos 20 pesos en un chocolate o alguna botana  o 40 pesos en una revista (cosa que no estaba como tal planeado comprar), desde luego eso me permitiría sellar el boleto y poder pagar los 3 pesos, a ello hay que sumar los dos pesos que el vigilante del estacionamiento cobra por estar ahí.




Más aún llegar al banco me hubiera supuesto pagar unos dos pesos al vigilante de estacionamiento. En caso de ir a una tienda de autoservicio me hubiera implicado comprar otro chocolate, pagar los 3 pesos del estacionamiento y dos más al vilante.

Traducción:

a) Ir y regresar al banco caminando me representó pagar 25 pesos de una comisión
b) Ir en auto y quedarme en un banco como tal hubiera gastado entre 25 y 48 pesos
c) ir al banco de tienda de autoservicio unos 63 pesos.
A final de cuentas, descubrí que la opción que de momento parecía la más molesta (por pagar la comisión) resultó la más barata que desplazarme hasta el cajero de mi banco.

El origen de todo esto era evitar el molesto cobro de comisión, por lo pronto mis otras dos opciones me hubieran resultado más caras. ¿en verdad vi con cuidado el escenario inicial?

Todos estamos inmersos en escenarios, en situaciones, ¿qué tal las aceptamos?, ¿qué tanto buscamos mejores opciones?, ¿cuanto tiempo puede pasar para que me convenza con evidencias de que estoy en una buena situación? Considera que esta reflexión solo se ha centrado en el lado económico de las cosas, ¿y el terrenos de las emociones?De ello hablaremos en otra ocasión.

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